Monday, January 14, 2008

INDIGENISMO Y VIOLENCIA

Dr. Germán Antelo Vaca
Estamos viviendo los bolivianos un inusitado clima de violencia que no es casual. Lo que pasó es que ante la falta de equidad y de inclusión de los sectores más empobrecidos de la sociedad y de los grupos indígenas, muchos pensadores (teóricos) generaron toda una concepción de lo comunitario para darle sobre todo a los pueblos indígenas mayores posibilidades de tener acceso al desarrollo económico y social, donde se respeten sus derechos y finalmente tengan participación activa en el desarrollo de sus pueblos. Lastimosamente, como lo define el premio Nóbel de economía, Amartya Sen, se ha tergiversado tanto este concepto que han convertido a los seres humanos multidimensionales en criaturas unidimensionales.Se le hace creer a la gente que al ser una identidad singular, única, tiene el derecho de imponerse sobre el conjunto de la sociedad o comunidad, con una visión sectaria, unilateral. Peor aún, les hacen creer que aquel que no está con ellos es su enemigo y hay que someterlo, doblegarlo, imponérsele o por último eliminar. Cuando se cultiva el sentimiento de que tenemos una identidad supuestamente única, se está fomentando la violencia, el enfrentamiento sectario.Hay que tener en cuenta que aquellos que fomentan los enfrentamientos globales o la violencia sectaria local tratan de imponer a los individuos, que luego han de ser reclutados como soldados de infantería de la brutalidad política, una identidad única y disgregadora, elegida de antemano, (Sen).En Bolivia se ha escogido a los pueblos indígenas y sobre todo a los aimaras como la identidad única y disgregadora que como dijo el Vicepresidente de la República sería a la cual todos los bolivianos tendríamos que subordinarnos. A ellos se le ha hecho creer que tienen que defender una revolución que en realidad no es ni representa a los pueblos indígenas, pues lo que en realidad estamos viviendo es el sometimiento del mundo indígena a otro tipo de servilismo: el pongueaje político que los pone al servicio de intereses políticos ajenos.Todos somos conscientes de las luchas de los pueblos indígenas, tanto de occidente como de oriente, por la exclusión a la que sucesivos gobiernos centrales los sometieron. Ellos siempre han buscado que se produzca la transformación de las estructuras del país, para que puedan participar de manera más activa y propositiva. En estas luchas todos hemos participado de una u otra manera para que se convoque a la Constituyente, con la finalidad de cambiar la visión de país.Un país con nuevas estructuras en las que todos estemos incluidos, en libertad y participación, con autonomías departamentales. Ahí radica el error histórico del partido de gobierno, el quedarse con una visón sectaria, segmentada, parcial, donde no todos nos sentimos representados y peor aún se la intenta imponer por la fuerza.Según Pedro Calisaya Hinojosa, aymara, ex presidente y actual miembro de la Asociación de Historiadores Indígenas - Apu Pachacamayu, perteneciente a la carrera de Historia de la Facultad de Humanidades de la UMSA, "el gobierno del MAS están utilizando a los movimientos indígenas, olvidando la verdadera esencia de la cosmovisión andina.Refiere que "hasta hoy no se ha llevado un proceso que reivindique el pensamiento, la ideología y la filosofía de la lucha del mundo indígena. En realidad, en este gobierno se manipula al movimiento indígena. Ha sido instrumentalizado como mero símbolo folclórico de multitud, de masa".Advierte que en estos momentos en la dirigencia de los pueblos indígenas, crece poco a poco el sentimiento de que han sido manipulados y lo atribuye a la falta de liderazgo. "Lamentablemente la clase intelectual indígena no ha jugado un rol protagónico. Peor aún, el MAS está tratando de "izquierdizar" a las corrientes indígenas".Un aspecto que es importante dejar claro y Callisaya hace énfasis, es que no son los líderes indígenas los que se movilizan con consignas de raza o discursos anticolonialistas, sino un grupo palaciego que se ha encargado de hurgar heridas como la de los 500 años de exclusión y refiere que son estos mismos grupos los que han creado montones de fanáticos que se movilizan con sed de venganza y odio. Son los que dicen: "o con nosotros o contra nosotros". Tropas a los que además se financia. Queda claro que están corrompiendo al campesino movidos por intereses políticos, comprando su participación para marchar al lugar de turno, a donde al gobierno le interesa utilizarlos, manipulando de esta manera a los pueblos indígenas.Propone que "los pueblos indígenas deben recuperar sus proyectos, sus paradigmas de sociedad, política y economía que están latentes. Ése deberá ser su aporte al mundo: mostrar que la paz es posible, que todas las razas podemos llevarnos como hermanos, que hay futuro. Explicar que debemos pensar en la globalidad y no en los intereses particulares. En la cosmovisión andina siempre se plantea el equilibrio, "el taypi", no la confrontación racista que generan izquierdas y derechas".Agrega que "en el mundo indígena, en el Tahuantinsuyo, no había racismo ni se inducía a la violencia. Se propugnaba la armonía".Termino, recordando lo que hicieron los sudafricanos, crearon un país de ciudadanos libres, no individuos que solo deben verse como miembros de comunidades particulares o identidades étnicas específicas. No es difícil comprender que con esa visión, terriblemente fraccionadora, como se está pretendiendo hacer en el país al dividirnos en decenas de pedazos, con las autonomías engañosas del gobierno, nos haran más abiertos a la prédica y al cultivo de la violencia sectaria.Una nación no puede verse como una colección de segmentos aislados, con ciudadanos a los que se les asignan lugares fijos en segmentos predeterminados.Hay que entender a la libertad humana como el único modo de combatir el cada vez más extendido "arte de crear odio" que se afirma en el poder mágico de una identidad dominante (Sen).Esa Bolivia tiene que ser de todos los ciudadanos que vivan en ella, sin exclusiones, solidaria, descentralizada a través de las autonomías departamentales, donde nadie quede fuera, donde todos se sientan partícipes, donde se respeten nuestros derechos, donde se genere oportunidades de desarrollo económico y social para todos, donde nadie tenga privilegios y finalmente que a través del diálogo y el debate en democracia, solucionemos nuestras diferencias.

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