Thursday, April 30, 2009

ENTRE BELZU Y MORALES

Escrito por Dante Pino Archondo
La historia enseña que el gobierno de Belzu fue una administración basada en el uso político de los pobres. Algunos piensan que ese gobierno de corte populista dio a las masas oprimidas un espacio para saciar sus apetitos.
Alcides Arguedas dice “todo era, pues risueño para esa prensa. Y es que como todos aquellos tiempos calamitosos en que prima la bajeza, la pobreza y el servilismo, imperaba ese optimismo fácil de los satisfechos, de los amigos y palaciegos, en espera de la colocación de los folicularios que habiendo soportado una vida de miserias, y ayunos en la oposición ahora se sienten llenos de poder…”
Belzu persiguió el apellido Ballivián, como ahora persiguen a los Sánchez de Lozada, y le endilgaba autoría a todo lo que sucedía, exactamente como se hace en estos tiempos. Luego de recibir un balazo de un estudiante al que mandó flagelar, y habiendo sido atacado por Agustín Morales con otros dos balazos, creyéndolo muerto y al grito de: “Ha muerto el tirano” trató de convocar a la revuelta y a los soldados, pero sin éxito. Tuvo que huir y Belzu no murió.
Este episodio sirvió para desatar una persecución sin clemencia ni perdón, en la cual cayó el Presidente del Congreso Laguna, acusado de complicidad con el atentado y se desató una persecución “en la que se vieron escenas inauditas de violencia descarada e impune, hasta dar lugar a que dos adversarios implacables como Ballivian y Linares se uniesen en un pacto de defensa contra los atropellos del gobierno”.
Es la historia. Nuestra historia. Y se repite como una maldición sin fin. Quienes se consideran elegidos por los dioses para llevar a cabo sus designios y ambiciones, confunden lo que les sucede con lo que le sucede al Estado. Y todo aquello que atente contra ellos es un atentado al Estado.
Bajo la misma concepción de ser un gobierno de los pobres y de no admitir que se atente contra la vida del Presidente, ahora se alista un decreto para establecer un nuevo concepto o categoría jurídica, denominado por el iluminado Álvaro García como “terrorismo separatista”. El calificado como terrorista, perderá todos sus bienes, los cuales engrosaran los bienes del Estado, y como el Estado es el Presidente, entonces el decidiría que se hace con ellos.
Otra vez el caudillo emerge como el todopoderoso. Y los serviles palaciegos se mueven ágiles y dóciles para satisfacer la ira del Jefazo ante la tentativa de asesinarlo. Pasamos a otra fase de este proceso. Ahora sabemos que el Jefazo es el Estado y su vida es la vida misma del Estado, así que se instituye el “terrorismo separatista” como un delito que implica la pérdida del patrimonio. Volvemos a los tiempos del Medioevo. La culpa política implicaba la pérdida del patrimonio.
El proceso histórico nos enseña que una de las cualidades del capitalismo fue separar lo político de lo económico y de esta manera evitar que la propiedad empresarial se vea sujeta al capricho político. Pero además el patrimonio empresarial o familiar crea derechos en los socios o familiares. La conducta de uno de ellos, ¿cómo puede poner en riesgo el patrimonio de los demás?. Es decir, ¿como se explicaría que mis acciones en una empresa puedan verse confiscadas por el Estado, debido al comportamiento de uno de los socios?. Menuda tarea para el genial ideólogo del terrorismo unitario.
Y este es el punto que creo puede salvarlos a los terroristas. Que se declaren unitarios y no separatistas, con lo cual el atentado y los actos de violencia se convierten en virtudes y dejan de ser delitos. ¡¿Qué maravilla no?!